La grave crisis ucraniana

La situación es gravísima. Estados Unidos y Rusia mantienen un tenso pulso por la cuestión ucraniana. Sin especular, ¿cuáles son los hechos?

Rusia pide:

1. El fin de la actividad militar de la OTAN en Europa del Este, incluidos los territorios de Ucrania, el Cáucaso y Asia Central.

2. No alentar la expansión de la membresía de la OTAN, particularmente en lo que concierne a Ucrania

3. No plantar misiles de alcance intermedio o corto en territorios colindantes con Rusia.

4. Evitar ejercicios militares de más de una brigada militar en las  zonas fronterizas que se acuerden. 

5. Lograr un acuerdo para que las partes no se consideran adversarias y puedan resolver las disputas de manera pacífica.

6. Acordar que ni Rusia ni Estados Unidos puedan desplegar armas nucleares fuera de sus territorios nacionales.

7. Considerar que estas propuestas deban ser consideradas racionalmente y negociadas.

¿Cuál fue la respuesta de los Estados Unidos?

Fue la de un rotundo no a todo. El gobierno de Biden y la OTAN le dijeron rápidamente y por escrito a Rusia  que no habrá concesiones sobre las principales demandas de su gobierno para resolver la crisis de Ucrania.

¿Qué dicen Berlín, París y Kiev? 

El mundo se está dando cuenta del precio de la hegemonía estadounidense y de sus  precipitados actos.  Esto es, precisamente, lo que más teme Washington: que aparezcan grietas en una dudosa unidad con sus aliados europeos.

El canciller alemán Olaf Scholz recibió al presidente francés Emmanuel Macron en Berlín, donde ambos líderes pidieron un diálogo europeo con Rusia para reducir la crisis de Ucrania. Su anuncio fue un repudio velado a la postura de confrontación de Washington hacia Moscú.

Los informes de los medios dicen que Francia y Alemania están alarmados por la caracterización de Washington de una guerra “inminente” en Ucrania por una supuesta invasión militar rusa.

Cabe destacar, también, que Berlín se ha negado a considerar respaldar la idea estadounidense y británica de imponer sanciones económicas más extremas a Rusia, como cancelar el gasoducto Nord Stream 2 o sacar a Rusia de los mecanismos bancarios internacionales. Este último movimiento dañaría tanto a Europa como a Rusia. La administración Scholz también se ha mantenido firme en contra de suministrar armas de la OTAN a Ucrania.

Otro golpe más para el liderazgo estadounidense  fue la renuncia del principal comandante naval alemán, el vicealmirante Kay-Achim Schoenbach, después de que calificó las afirmaciones de Estados Unidos de una invasión rusa de Ucrania como «tonterías».

La bofetada menos esperada provino  del gobierno de Kiev en Ucrania. Su presidente, Vladimir Zelensky, así como otros altos funcionarios de defensa dieron un giro cuando refutaron las afirmaciones de Estados Unidos de que una invasión rusa era inminente. Kiev se irritó por la decisión de Washington y Londres de sacar al personal diplomático de sus embajadas.

El día 28 de enero el Washington Post reportó sobre lo que Zelensky dijo:

“El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, criticó el viernes a las naciones occidentales, incluido Estados Unidos, por su manejo de la acumulación militar de Rusia en su frontera, apuntando a sus socios de seguridad más importantes mientras su propio ejército se preparaba para un posible ataque.

El líder de 44 años criticó a Occidente por esperar para imponer sanciones más dañinas a Moscú —“esa no es la manera de hacerlo”, dijo Zelensky— mientras atacaba las decisiones de Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia de retirar parte del personal de la embajada y familias, y acusando a los líderes occidentales de incitar al “pánico” con repetidas sugerencias de que una invasión era inminente.

“No puedo ser como otros políticos que están agradecidos con Estados Unidos solo por ser Estados Unidos”, dijo Zelensky a los periodistas durante una conferencia de prensa aquí.

Mientras su país recibe miles de millones de dólares en asistencia económica y militar de Occidente, Zelensky expresó su frustración con las evaluaciones públicas realizadas por Estados Unidos y otros aliados que creen que una incursión es cada vez más probable, y pareció criticar directamente al presidente Biden por sus declaraciones. a principios de esta semana, indicando que las fuerzas rusas podrían avanzar sobre Ucrania tan pronto como el próximo mes.

“Estas señales provienen incluso de líderes mundiales respetados, que hablan abiertamente y con un lenguaje poco diplomático. Simplemente dicen ‘mañana habrá guerra’. Esto es pánico”, dijo.

Las críticas de Zelensky han irritado y confundido a los funcionarios estadounidenses, que han tratado de proyectar una imagen de unidad occidental en apoyo a Ucrania. Rusia ha desplegado más de 100.000 soldados junto con tanques y artillería pesada en grandes secciones de la frontera mientras niega cualquier intención de invadir. Zelensky dijo que las imágenes satelitales por sí solas no eran suficientes para evaluar los objetivos del Kremlin.

«Estamos agradecidos con Estados Unidos por su constante apoyo a nuestra soberanía e integridad territorial”, dijo Zelensky. “Pero yo soy el presidente de Ucrania. Estoy ubicado aquí. Sé… detalles más profundos que cualquier presidente”.”

¿Qué busca un desautorizado Biden?

En primer lugar, está el histórico objetivo estratégico  de sabotear los intercambios normales entre Europa y Rusia.  En segundo lugar, porque quiere tener al bloque de la OTAN  en una alerta militar por ello conviene a los intereses monetarios del complejo industrial militar. En tercer lugar,  Biden quiere demostrar que puede unificar a sus aliados en contra de Putin.

¿Qué busca Putin?

Rusia busca establecer una seguridad estratégica para su territorio y en su zona de influencia, como darse a respetar como potencia militar.

Mi análisis 

La crisis en Ucrania no es para mí un asunto en el que deba tomar partido entre Rusia y los Estados Unidos. Soy pacifista, yo me defino como un defensor de la paz y mi causa es la paz. En este tema hay que hablar honestamente de intereses geopolíticos para proponer la paz y el diálogo. El pliego ruso es entendible y razonable, y la respuesta de Biden/Blinken inflexible. Es como si Rusia con armas nucleares se estacionara con tropas en México, y cómo uno no podría entender la legítima alarma de Washington en un caso hipotético como ese.  Por otro lado, sabiéndose Rusia amenazada por la expansión y el preocupante cerco de la OTAN, sacó a relucir su carta de oro que es Ucrania. En justicia el asunto es garantizar la soberanía y la seguridad de Ucrania, así como la paz en Europa, y para ello Estados Unidos debe sentarse a negociar la seguridad de Rusia.  Sus aliados en Berlín y París lo saben.  El fiasco de la dupla Biden/Blinken es patético y deben rectificar su curso.

(*) Allen Pérez es Abogado