sábado 27, abril 2024
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Ni Rusia, ni Estados Unidos (OTAN incluida): Ucrania sí

Se dice: “Putin ha cruzado el Rubicón”, bueno, tristemente lo sigue cruzando y tendría que bajar Dios mismo para revertir este hecho. La guerra, el dolor con sus heridos y muertos, sus desplazados, ya es un hecho ahora mismo. La independencia de Donetsk y Luhansk (las 2 regiones separatistas y rusófilas del este de Ucrania) ha sido reconocida por Moscú, y el ejército ruso ya tiene sus tropas en dichos territorios. Conforme al derecho internacional estamos frente a una invasión de facto de Ucrania y eso no es bueno desde cualquier sensato punto de vista.

Putin ha violado los acuerdos de Minsk y ello ha desencadenado una grave situación bélica. Además, cabe recordar que el pueblo ucraniano ha sido una víctima histórica del colonialismo, sea del zarismo o del estalinismo, como la de los irlandeses con Inglaterra o la de los puertorriqueños con Estados Unidos.  El sentimiento nacional ucraniano es legítimo, aspiración que hasta cierto punto los grupos fascistas han explotado exitosamente. La opresión ucraniana es de vieja data: ya había sido analizada con acierto y responsabilidad por Lenin y Trotsky hace un siglo.

Pero, ¿es el líder ruso el único responsable de esta tragedia?; ¿tiene Zelensky algún adeudo en esto?; ¿habrá que tomar partido entre Rusia y  Estados Unidos, incluidos sus socios de la OTAN? Estas preguntas son indispensables si se quiere seguir la pista de todo este drama que se inicia con la disolución de la Unión Soviética.

Cuando Zelensky ganó las presidenciales, lo hizo como el candidato de la paz y en él se cifraron muchas esperanzas. Pero la realidad demostró que su gobierno no tendría estabilidad si se hubiera dedicado a condenar a las fuerzas ultranacionalistas y fascistas que son fuertes en Ucrania, y que se dedican al hostigamiento de la minoría rusa que predomina en las provincias rebeldes.

Esta connivencia de Zelensky con expresiones extremistas, aceleró las fobias contra Rusia y su lamentable acercamiento al hegemonismo de los Estados Unidos.  Y en esto de la exacerbación del fanatismo nacionalista, Zelensky tiene su cuota de responsabilidad con sus graves consecuencias, pues debió haber luchado por la neutralidad de su país y por un inequívoco distanciamiento del nacionalismo reaccionario, compuesto por una camarilla fascistoide que sueña con “la gran Ucrania”.  Los presupuestos de esta idea son excluyentes y afectarían, principalmente, a las minorías rusas, rumanas y húngaras. La recomposición del débil Estado ucraniano supone para la derecha 3 proyectos percibidos por estas minorías como amenazantes: una lengua nacional, una iglesia nacional y un Ejército nacional.

¿Estados Unidos o Rusia?, pregunto otra vez. El dilema es falso pues también existe el partido de la paz, uno que la humanidad debería abrazar, que es la política que conviene al pueblo menudo de Ucrania, a sus minorías, a la gente de Rusia; es lo justo para quienes habitamos los Estados Unidos y es lo deseable para el resto de la humanidad.  La gente común del mundo merece una existencia sin guerras.  ¡Que los plutócratas y los mercaderes de la guerra se peleen entre ellos!

No tenemos por qué ser  prorusos, ni pro Zelensky, o, pro Estados Unidos. Las buenas razones deben moverse por criterios que tienen que ver con la libre determinación de los pueblos, la no-violencia y la permanente construcción de la paz. Ser activista en el universo del pacifismo no es fácil: somos pocos, tenemos pocos recursos económicos y, con frecuencia, somos percibidos como antipatriotas, traidores, agentes del enemigo y otras sandeces. Pero hemos sido siempre -a veces la única voz en el desierto- quienes declaramos las cosas como son, con la verdad, y en favor de la convivencia pacífica entre todas las naciones.

Estados Unidos también es precursor de este desastre, también es su responsable directo. Desde hace 2 décadas Washington se alejó de su promesa -que Bush padre y el exsecretario de Estado, Baker, le hicieron a Gorbachov- de no expandir la OTAN hacia el este y el de concretar un nuevo mecanismo de seguridad para Europa que correspondiera a la naciente realidad de la post Guerra Fría.

Lamentablemente la promesa duró poco. Durante este tiempo Rusia fue menospreciada, si se quiere humillada, por un Estados Unidos prepotente que extendió su OTAN y sus misiles nucleares en las narices de Rusia. Ahora el “oso blanco” ha reaccionado con una virulencia y riesgosos cálculos que a nadie convienen.  Este hecho no lo apoyo y no lo justifico.  No tiene excusa.  Pero conozco las causas de su comportamiento. Solo un análisis histórico y detallado permite conocer las verdaderas causas del conflicto. El lector puede hacerlo: el requisito es investigar con seriedad.

Aclaro que cuando me refiero a los Estados Unidos, hablo del poder imperial plutocrático -fundamentalmente blanco- que encuentra su maldad en el Pentágono, el complejo industrial y en el despiadado capitalismo monopólico, elementos que aspiran a convertirse en expresiones de un imperialismo unipolar y, por lo mismo, autoritario. La diplomacia de los Estados Unidos se ha venido militarizando y esa tendencia debe ser denunciada por las fuerzas progresistas y pacifistas del mundo.

Cuando la revolución social ocurra en el país de Lincoln, también el mundo cambiará para bien. La otra posibilidad es la de aceptar, simplemente, nuestra naturaleza salvaje (diabólica en sentido literario) lo ocupe todo y esperar el fin del mundo.

La cruzada de Biden en Ucrania no es por la libertad ni por la paz, ni por la seguridad de los pueblos de Europa: el fervor de Biden responde a los intereses del 1% más rico del país, al poder de las industrias petroleras y armamentísticas, etcétera, etcétera.  De otro modo, ya hace rato estuviera negociando todo con su contraparte.

El gran templo del imperio -la mayor negación de Dios-, la que ofrece sacrificios humanos con sus obispos y falsos dioses hechos de oro, se llama Wall Street. Pero, además, ¿tiene el imperio un prontuario invicto en la lucha por la libertad y la autodeterminación de los pueblos? ¿Acaso se olvida que los blancos supremacistas, orientados desde la Casa Blanca, se anexaron la mitad de México?; ¿Es corta la memoria?; ¿Se olvidan de las islas Hawái y de su humillante anexión?; ¿Se olvida acaso cómo los colonialistas arrasaron a las naciones indígenas desde Nueva Inglaterra hasta el Pacífico?; ¿Se olvida cómo Washington financia al régimen de Tel-Aviv que viene -desde hace décadas- robándose tierras palestinas con criminal violencia? ¿Se olvida cómo Washington financia hasta los dientes a la despreciable y asesina monarquía saudí? En todo el planeta, sin excepción, el gobierno de Estados Unidos es el que menos puede defender con honra la integridad territorial de las naciones.  Al Pentágono no lo acompaña ninguna moral, y  en el análisis ético es un indigente.

Por favor, no confundan mi tesis. No digo que Putin sea un angelito, el bueno (también responde a los intereses plutocráticos y capitalistas que circulan en la Federación Rusa); lo que digo es que no conviene dejarse convencer por la propaganda -sea del bando que sea- de que existe un partido bueno y otro malo. Este maniqueísmo es inaceptable, porque ninguno de los agresores (Rusia, y Estados Unidos con su obcecado y demente hegemonismo), planta la vida y la paz.  Ambas fuerzas han precipitado una dinámica monstruosa y tal holocausto de pasiones y hechos debe ser denunciado.

Hay que decirlo claramente: el pueblo de Ucrania -incluyendo a sus minorías- constituye la sangre ofrecida en sacrificio. Ya corre la sangre a nombre de la seguridad de Rusia, ya corre la sangre a nombre del patológico hegemonismo estadounidense. Saldrán los medios de comunicación y las redes sociales en defensa de uno u otro bando, explotando las fibras emocionales de la gente, en fin, haciendo de la guerra un espectáculo, y se verá a la gente enmarcar su Facebook con banderas ucranianas o de Rusia, mientras hipócritamente Washington y sus corifeos fingen ser ángeles de luz.

(*) Allen Pérez es Abogado

 

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7 COMENTARIOS

  1. ¿A dónde vamos? En el libro de Daniel leemos: «Y [el rey del norte = Rusia desde la segunda mitad del siglo XIX. (Daniel 11:27)] volverá a su tierra con grandes riquezas [1945], y su corazón será contra el santo pacto [la hostilidad hacia los cristianos]; y actuará [esto significa alta actividad en el ámbito internacional], y se volverá a su tierra [1991-1993. El colapso de la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia. Las tropas rusas volvieron a su país]. En el tiempo señalado volverá [el retorno de Rusia en este contexto significa también la desintegración de la Unión Europea y de la OTAN. Los antiguos aliados del Bloque del Este volverán a la alianza estratégica con Rusia, pero no todas]. Y entrará en el sur [este será el comienzo de la guerra nuclear global. El detonador será el conflicto étnico al sur de las fronteras de Rusia (Mateo 24:7)], pero no será como antes [Georgia – 2008], y como después [Ucrania – en la actualidad]. Porque vendrán contra él los habitantes de las costas de Quitim [EE.UU.], y (él) se derrumbará [mentalmente], y dará marcha atrás» (11:28-30a). Esta vez será una guerra mundial no sólo por su nombre. También se utilizará la «espada de gran poder». (Revelación 6:4) Jesús lo caracterizó de esta manera: «Cosas aterradoras [φοβητρα] a la vez [τε] y [και] extraordinarias (relacionadas con fenómenos inusuales) [σημεια] del [απ] cielo [ουρανου] poderosas [μεγαλα] habrá [εσται]» (Lucas 21:11). Como resultado, habrá temblores significativos a lo largo y ancho de las regiones (de importancia estratégica), y hambres y pestilencias.
    Algunos manuscritos antiguos contienen las palabras «y heladas» [και χειμωνες].
    La Peshitta Aramea: «y habrá grandes heladas» [וסתוא רורבא נהוון], lo que más tarde llamamos «invierno nuclear».
    En Marcos 13:8 también hay palabras de Jesús: «y desórdenes» (en el sentido de confusión y caos) [και ταραχαι].
    La Peshitta Aramea: «y confusión» (sobre el estado de orden público) [ושגושיא].
    Esta señal extremadamente detallada de Jesús sólo se ajusta a una guerra.
    Jesús presentó aquí un cuadro completo de las consecuencias de la guerra nuclear global.
    También declaró: «Sin embargo, todo eso es solo el comienzo de los dolores del parto» (Mateo 24:8).
    Esto será una señal de que «el día del Señor» (el día del juicio) ha comenzado realmente (Revelación 1:10; 2 Tesalonicenses 2:2).

  2. Tomamos nota de tu pensamiento.
    No dudamos que seas miembro del partido democrata,culpable y causante del peor año
    que han recibido los estadounidenses, y que con una inmensa mayoria arrolladora de los republicanos,
    lograran sacar del poder este noviembre.
    Causa de cerrar la exploracion petrolera y de gas en EEUU a principio de gobierno con la cancelacion del oleoducto desde Canada y la humillante salida de Afganistan empoderaron a Rusia ha aprovechar la debilidad manifiesta de Biden.
    Como decia el expresidente Solis,»los tenemos identificados».

  3. No hay que ser un gran conocedor de estrategia geopolítica, para comprender que Ucrania se estaba convirtiendo en un enclave de espionaje militar y capacitación de agentes, para socavar la seguridad de Rusia. La intención era clara, hacer de Ucrania una cuña para clavarla en el vientre mismo del territorio ruso. No hay que olvidar que las primeras bombas atómicas, las mismas que se lanzaron sobre Japón, originalmente fueron construidas para lanzarlas sobre la Unión Soviética. Desde hace muchas décadas hay países que recelan de un país tan basto, como Rusia y desean resquebrajarla en países más pequeños. Rusia no amenazó la seguridad de Europa, Europa está constituida por naciones que han tenidos sus imperios: las dos Guerras Mundiales se originaron en Europa; Rusia ha pagado un alto costo cada vez que Europa ha invadido a Rusia. El desdén que Europa siente por Rusia, se llama Ucrania

  4. A Putin y q Biden hay que encerrarlos en un cuarto, y no dejarlos salir hasta que se maten entre los dos, que calmen su sed de sangre con la propia, no con la de inocentes.
    Si hacen un referéndum para preguntar si quieren guerra en EEUU, Rusia, y Ucrania; les aseguro que gana el No.
    La guerra la hacen un grupito de interés económico, no la mayoría.

  5. «Desmilitarización y desnazificación».
    Muy claro queda el panorama de la intervención militar limitada de Rusia en Ucrania conociendo sus objetivos.
    La desmilitarización obviamente significa inutilizar todo el arsenal ofensivo dirigido contra las Repúblicas del Donbass, (hoy reconocidas como Repúblicas independientes y soberanas) y contra Rusia.
    La desnazificación es quizá la parte más importante, varias naciones de Europa están siendo hoy gobernadas por neonazis, en particular Ucrania, apadrinados por países occidentales que, paradójicamente, en el pasado, colaboraron para derrotar las hordas hitlerianas.
    Putin insiste en no repetir errores del pasado, cuando confiaron en la palabra empeñada por Hitler en el tratado Molotov-Ribbentrop de que no invadiría la URSS.
    Que la OTAN cese su expansión ofensiva contra Rusia, China y el mundo y regrese a las fronteras que se comprometieron con Gorbachov y lograr garantías de seguridad para Europa, serán objetivos de mediano y largo plazo.
    jf

  6. Hoy Putin se comporta al estilo Hitler, un líder admirado por como levantó a Rusia, hoy su imagen cae con las manos teñidas de sangre. Que decepción.

  7. David Vs Goliath, Se compro una bronca el dictator Putin al atacar Ucrania y esto no se puede permitir. Mis oraciones para el pueblo ucraniano y los tico(a)s que estan defendiendo el pais donde viven, Ukraine.

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