martes 30, abril 2024
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No estamos en subasta

En estas elecciones se nos ruega invocar al autoflagelo colectivo. Se nos pide elegir entre dos sogas puestas en un patíbulo. ¡Qué tramposos son los falsos dilemas! Son las dos caras de la misma moneda. Ciertamente, el país está angustiado y un sector de la clase media progresista se encuentra amedrentado y recomienda votar por el candidato que, en apariencia, es favorecido por La Nación. Vale la pena que recapaciten. Castigar las dos candidaturas es justo y necesario.

Nuestro pueblo sabrá reconstruir, sin perder dignidad, esta democracia hecha añicos por la apátrida oligarquía que Figueres y Chaves representan. No hay por qué ser robots, gente domesticada, autómatas al servicio de los enemigos de siempre, porque el derecho a la rebelión cívica es sagrado. Aquí no hay indiferencia ni desidia, sino un ánimo activo de llamar las cosas por su nombre.

Pero no nos pidan ahora resignación, doblar nuestras rodillas, no nos carguen con culpas y remordimientos que no son nuestros, porque es así como nos quieren chantajear, si juzga el ciudadano que es moral y políticamente correcto  repudiar la presente y nada potable encrucijada. 

Las elecciones no son un fetiche y menos deben servir para legitimar lo indefendible.  La injusticia y la corrupción tocaron fondo. El pueblo lo sabe y lo vive herido y con salarios que no alcanzan. 

Porque los graves desatinos de los que sufre la Patria no son obra del pueblo, sino que el pueblo es su víctima, ofrecido como cordero en sacrificio, ante un maquiavélico altar. Eso, simplemente, no debe ni puede ser. Yo me niego a ser escupido. ¡La oligarquía podrá robarnos todo menos la dignidad!

Cito las palabras del exmagistrado José Manuel Arroyo Gutiérrez hechas de conocimiento público a través de su artículo “Legitimidad de anular”:

“De modo que la voluntad del elector-ciudadano en nuestro país puede ser legítimamente abstenerse de votar, votar nulo o dejar la papeleta en blanco. Y en las actuales circunstancias, quienes estimamos que ninguno de los dos candidatos en la contienda merece nuestro apoyo, con total legitimidad podemos así manifestarlo. No hay derecho de reclamar a quienes decidamos expresar de estas maneras nuestra libre voluntad, a acusarnos de estar haciéndole el juego a uno u otro de los competidores por la sencilla razón de que no hemos sido parte de las “minorías mayoritarias” que nos metieron en esta encrucijada; tampoco se nos puede señalar irresponsabilidad alguna porque muchos de nosotros no estamos dejándonos llevar por la irreflexión, la mera subjetividad o la desidia. Todo lo contrario, estamos mandando el mensaje, a cualquiera de los dos postulantes que gane, que lo hace con el mínimo de los apoyos y para que pongan su barba en remojo.”

 

Suscribo en su integridad lo citado porque los electores no estamos en subasta. Abstenerse o anular, o, dejar la papeleta en blanco es la exigencia patriótica de la hora.

(*) Allen Pérez es Abogado

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5 COMENTARIOS

  1. Allen pero en EEUU votaste por Biden y Kamala . Que te parecen ahora ese par de ineptos ? El costo al pueblo norteamericano y al mundo con sus pesimas decisiones y risotadas.Todo por no permitir que Trump, que parece ser heria los sentimientos de mucho delicado,continuara en el poder. Sera esto lo que queres para Costa Rica ?

  2. Yo este 3 de abril si voy a cumplir con mi deber cívico ciudadano para que el TSE no me regañe. Eso sí, me voy a llevar una foto de Chespirito. Tendré que escoger entre tres payasos y votaré por el que más me ha hecho reír a mi y a toda mi familia. Si a los dos otros payasos eso que hago les resta apoyo y legitimidad y toda credibilidad cada vez que pronuncien la palabra «pueblo de Costa Rica» para gobernar a Costa Rica, esto ya no es mi problema.

  3. Vamos todos a votar es nuestro derecho y responsabilidad con la patria ,no a la manipulación , no al abstenerse de votar, votar nulo o dejar la papeleta en blanco, vamos a votar ,pero tampoco ser cómplices de los corruptos PLN.

  4. Muy claro tu artículo, estoy de acuerdo con lo expuesto. Es de masoquistas votar por el verdugo. El argumento de votar por el menos malo es absurdo. Si ninguno de los dos es de mi simpatía, no estoy obligado a sufragar, al fin y al cabo, son lobos de la misma manada y entre ellos se entienden. Fui de los que se abstuvo de escoger al que va a gobernar para el gran capital como siempre ha ocurrido.

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