lunes 6, mayo 2024
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El callejón sin salida del combate al narcotráfico con enfoque punitivo en Norteamérica

Ciudad de México, 19 ene (Sputnik).- La reciente Cumbre de Norteamérica, celebrada en la segunda semana de enero, redefinió las metas de la región en un tema central para la seguridad regional impulsada por Washington: el combate al tráfico de drogas, armas y personas migrantes.

En lo que se refiere a la relaciones regionales, «el Gobierno de EEUU ha influido mucho en el proceso de militarización en México, porque desde hace décadas las distintas administraciones han confiado más en las Fuerzas Armadas que en la burocracia civil mexicana», dijo a la Agencia Sputnik el analista Jorge Javier Romero, profesor investigador del departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolita del país latinoamericano.

Ese enfoque ha sido sostenido tanto por gobiernos del Partido Demócrata, como la actual administración de Joe Biden, y del Partido Republicano, como fue el de Donald Trump (2017- enero 2021), aclara el experto.

«Los gobiernos de EEUU han contribuido al proceso de militarización en el sentido de que han presionado al Gobierno mexicano para que utilice a más a los militares y marinos, sobre todo en el tema que más le interesa a Washington, que es el combate al narcotráfico», prosigue en un repaso de los acuerdos alcanzados.

El actual investigador visitante en el Instituto Universitario de Investigaciones sobre América Latina de la Universidad de Alcalá de Henares de España se refiere por ejemplo a la ratificación del llamado Acuerdo Bicentenario entre México y EEUU en materia de combate al narcotráfico y la cooperación para combatir el tráfico de fentanilo, un opiode sintético, producido en laboratorios clandestinos mexicanos.

Esa droga es 50 veces más potente que la morfina, causa dos de cada tres muertes por sobredosis de drogas ilegales en EEUU, donde en el año 2021 costó la vida a 108.000 personas, según cifras oficiales.

Romero señala la presión de EEUU para cerrar su frontera sur a los narcotraficantes mexicanos, que han sufrido fuertes golpes como las detenciones recientes de algunos jefes de los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa, entre diciembre pasado y enero.

Esta exigencia de Washington «es un elemento a considerar, porque no solo ha sido una tendencia interna de los gobernantes mexicanos la que ha llevado a la militarización de la seguridad pública».

Esa presión de EEUU también tiene que ver con «la visión estadounidense de que los políticos mexicanos son corruptos, mientras que las Fuerzas Armadas lo son menos», opina.

Desprestigio y desconfianza

Con el paso de los años, los militares han perdido su prestigio y también han sido blanco de la desconfianza, explica el politólogo doctorado por la madrileña Universidad Complutense.

El investigador menciona como un ejemplo del deterioro en la percepción estadounidense sobre el Ejército mexicano la detención del general Salvador Cienfuegos, durante los últimos días de Trump en la Casa Blanca, y la posterior negociación emprendida por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para lograr su liberación.

El ex titular mexicano de la Defensa (2012-2018) fue detenido en EEUU el 15 de octubre de 2020, en el aeropuerto de Los Ángeles, acusado por narcotráfico y lavado de dinero.

Pero al final los cargos fueron desestimados por las autoridades estadounidenses para repatriar al jefe militar en noviembre de ese mismo año a México, donde fue exonerado de los cargos.

Esa desconfianza se había manifestado desde los tiempos de la administración del entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012), prosigue el experto.

En aquellos años Washington empezó a tener más confianza en la Marina que en el Ejército para ejecutar las operaciones conjuntas en contra del narcotráfico.

Prohibicionismo o despenalización

«El problema fundamental es que EEUU sigue imponiendo una visión prohibicionista en materia del combate a las drogas ilegales, y mientras ese enfoque prevalezca el mercado de drogas va a seguir siendo un negocio para especialistas en mercados clandestinos», dice el académico.

El coautor del libro «Balance Temprano: Desde la izquierda democrática» (Grano de Sal, 2021) sobre la primera mitad de la presidencia de López Obrador, señala que -como consecuencia del enfoque prohibicionista-, «el mercado ilegal va a seguir proporcionando incentivos para que existan grupos que reclutan ejércitos ilegales y compran armas».

El crimen organizado dedicado al narcotráfico extiende además sus negocios a cometer otros delitos laterales, como la extorsión, el tráfico de armas y de personas que quieren entrar a EEUU.

El problema de fondo, opina, es que la Casa Blanca y el Capitolio siguen poniendo el acento en que México haga lo se llama el «enforcement de la prohibición», es que las autoridades mexicanas ejecuten la intercepción de las drogas en su territorio para que no lleguen a EEUU.

«Pero esa estrategia ha mostrado que es absolutamente fallida y no va a funcionar», enfatiza el autor.

Por más que exista cooperación técnica y apoyo logístico entre ambos gobiernos para que las fuerzas de seguridad mexicanas -sobre todo las Fuerzas Armadas- capturen a capos y hagan decomisos de alijos de drogas ilegales, «el mercado de las drogas seguirá existiendo mientras se les siga atacando con un enfoque prohibicionista», subraya.

La conclusión a la que llega el investigador es que mientras tanto, Norteamérica está «frente a un callejón sin salida».

Romero estima que el camino permanecerá cerrado mientras no se eche a andar con energía estrategias de reducción y control de daños, ni existan políticas públicas de prevención del consumo con un enfoque de salud pública no punitivo, ni una regulación de sustancias que van a seguir teniendo demanda. (Sputnik)

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