lunes 29, abril 2024
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Dinamita

El poder, en particular el poder político, puede poner de relieve lo mejor o lo peor de nosotros. En el último caso, el poder puede distorsionar la percepción de la realidad común y silvestre al punto de no reconocerse uno frente al espejo de la honestidad. Cuando ello ocurre los fines de todo se justifican ante todos.

El deshonesto político -sobre todo cuando ostenta un cargo público- llega a imaginar que todo lo hace muy bien y espera del congénere gratitudes multiplicadas. No sé de algún expresidente nuestro que haya convocado a las masas para confesar desde un balcón sus errores y abusos. El abuso del poder político nace en el momento en que una persona indispone su psiquis a admitir estos yerros en privado y en público. Nixon lo entendió tarde, pero lo entendió, y de una  manera shakesperiana lo expresó en su adiós definitivo a la Casa Blanca: «Recuerda siempre, otros pueden odiarte, pero aquellos que te odian no ganan a menos que los odies, y luego te destruyes a ti mismo».

Ahora que los costarricenses habitamos bajo los techos de una democracia desmejorada y vulnerable, cada día más injusta, «dinamitar puentes» es una estrategia peligrosa. Tampoco ayuda a nadie lo dicho por el ministro de Hacienda, días atrás, ante una comisión legislativa: <<No hago discursos para que la gente me oiga>>. La arrogancia ni la prepotencia son medicinas que contribuyan al pragmático bienestar común y que urge resolver.

Ante el mundo, nuestra patria ya no brilla como lo hizo durante algún tiempo.  No debe sorprendernos. Los laureles en que nos dormíamos ya no existen. Y reconstruirla (la patria) y en las condiciones políticas y sociales actuales, es decir, con lo que tenemos y podemos, solamente puede ser posible a través de un diálogo fluido que tenga por norte la justicia social. Rectificar, enmendar y construir es una responsabilidad de los ciudadanos y tal peso es mucho mayor para los gobernantes quienes sobre ella deben rendir cuentas. No hay otro camino.

(*) Allen Pérez es Abogado

 

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3 COMENTARIOS

  1. Desde Óscar II hasta Rodrigo I, pasando por Laura, Luis y Charlie, esto ha sido una perenne náusea. Yo tengo recuerdos muy claros desde don Mario Echandi hasta hoy, nada como estos cinco ejemplares últimos: OAS, Laura, Luis y Charlie y hoy el dinamitero me dan asco.
    Realmente he escrito en muchos medios por años, buscando ser equilibrado, pero con “el quinteto de Purral” no hay manera. Buen artículo Allen.

  2. Mamarrachos son los que llegan a la silla presidencial ,elegidos por un pueblo de ignorantes ,incautos e irresponsables ,es por eso que tenemos en la silla presidencial a un pachuco ,arrogante ,mentiroso, cínico ,

    • Lo peor de todo es que el mamarracho es un títere globalista , igual que Carlos Alvarado que nos estafó con la plandemia , este Chaves nos va a estafar con la agenda 2030 y el cambio climático , para eso fue a Davos , a recibir ordenes de la mafia que gobierna el mundo.

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