domingo 28, abril 2024
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Yakarta se prepara para decir adiós como capital

Yakarta, 11 jul (Prensa Latina).- Pese a las mejoras en su infraestructura durante la última década, la suerte de la ciudad de Yakarta ya está echada; la gran metrópoli se prepara para celebrar próximamente su aniversario 496, el último como capital de Indonesia.

Una vez más, los problemas de una urbe que alberga a más de 10 millones y medio de habitantes -y que cada vez se sobrecarga más- comenzaron a asomar sus feas cabezas. En este contexto, la ciudad se alista para su último cumpleaños con su actual status, antes de que Nusantara ocupe su lugar como cabecera del país.

Aunque la sobrepoblación fue un motivo de peso para que el presidente indonesio, Joko Widodo, desvelara en 2019 los planes de sustituir a la capital, la realidad es que Yakarta perdió esa batalla empujada por el cambio climático.

Barrios enteros de la megaciudad se hunden en el mar a un ritmo de entre uno y 17 centímetros al año. Cerca del 20 por ciento de Yakarta se encuentra por debajo del nivel del mar, un fenómeno que es perceptible a simple vista; y a esa situación se suman la alta polución y los problemas con el agua potable.

Por desgracia, esta es una realidad que no solo afecta a Indonesia, pues en otras partes del continente asiático, otras megalópolis como Bangkok (capital de Tailandia) o Shanghai (ciudad más grande de China) enfrentan el mismo reto.

Sin embargo, el panorama en Yakarta es hoy más preocupante, lo que llevó al gobierno a implicarse en una súper inversión de 32 mil millones de dólares para construir Nusantara en medio de la selva de la isla de Borneo.

Nusuntara, la nueva capital de Indonesia

En 2019, el presidente Widodo explicó a la nación que Yakarta no era viable como cabecera nacional debido a las inundaciones, el tráfico y la gran contaminación y reveló en ese momento el plan para erigir la capital en una zona boscosa de Borneo.

El Parlamento aprobó en enero de 2022 el proyecto de ley para el traslado, y estableció que Nusantara (antiguo nombre para el archipiélago indonesio) sea el nuevo símbolo de identidad de la nación, así como un emergente centro de gravedad económica.

Las obras constructivas de la nueva urbe iniciaron en septiembre pasado, dos años después de lo planificado debido a la pandemia de Covid-19. Aun así, el gobierno anunció en marzo de este año que se prevé la mudanza de oficinas para 2024, último año del segundo mandato de Widodo.

Para esa fecha, la actual administración presentará la culminación de la primera fase del proyecto, que permitirá el cambio oficial de capital, mientras que las restantes cuatro etapas constructivas tardarán años en completarse.

En paralelo, el primer mandatario indonesio aprobó -también en marzo último- una regulación para atraer inversiones a Nusantara, con el objetivo de alcanzar los 34 mil millones de dólares necesarios para completar el proyecto.

La normativa incluye una extensión fiscal corporativa de hasta el ciento por ciento para las empresas que inviertan un mínimo de 650 mil dólares en la nueva capital, también contempla la eliminación de los gravámenes de ganancias para los individuos que trabajen y vivan en ella durante un máximo de 30 años.

¿Qué pasará con Yakarta?

La ciudad más grande del sudeste asiático perderá su estatus, pero no su relevancia como referente regional. La ecléctica urbe con remanentes de la cultura y arquitectura malaya, javanesa, neerlandesa, árabe y china es reconocida como un centro conectivo financiero mundial.

Es también uno de los puntos turísticos de más rápido crecimiento en el planeta; y aunque ya es muy tarde para su futuro como capital, los tiempos están cambiando.

En septiembre de 2019 el gobierno de la ciudad se fijó la meta de poner en funcionamiento 10 mil autobuses eléctricos para 2030, con más de la mitad de la electrificación de la flota para 2025 y la totalidad para 2030. Estipularon igualmente la regla “tres a uno”, mediante la cual los autos con menos de tres pasajeros tienen prohibida su circulación durante el horario pico.

Millones de vehículos eléctricos están planeados para la ciudad para 2025, con más de una docena de fabricantes hasta el momento ya instalados en el país. También se implementan políticas fiscales verdes, incluidos impuestos potenciales y un programa de automóviles no contaminantes y de bajo costo.

El hundimiento de la tierra, el empeoramiento de la calidad del aire y su problema perenne con el tráfico han sido noticia regular en Yakarta.

Pero con la ciudad a punto de perder su condición de capital de Indonesia el próximo año, los residentes expresan una cautelosa esperanza de que el eventual éxodo del gobierno pueda proporcionar a la megalópolis el respiro que tanto necesita.

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