lunes 6, mayo 2024
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«El Niño», inesperado, causaría pérdidas millonarias a Ecuador

Quito, 14 jul (Sputnik).- El aumento del nivel del mar en unos 20 centímetros, el calentamiento de las aguas en un promedio de 2,7 centígrados y el registro de las ‘ondas Kelvin’ en el perfil costero de Ecuador son los primeros efectos perceptibles en este país del fenómeno climático natural El Niño, que podría causar pérdidas millonarias y poner en aprietos su economía.

«Ecuador es el país que enfrenta toda la onda o el impacto de El Niño de manera directa, porque está a 8.000 kilómetros de sus costas, o sea que afectará a todo el país hasta los 1.500 metros de altura. Esto es más de la mitad del país: toda la costa y parte de la cordillera de los Andes occidental», señaló a la Agencia Sputnik el oceanógrafo Franklin Ormaza, profesor investigador de la Facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar, en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL).

Los pronósticos ubican la llegada de este evento interanual en la segunda mitad de este año 2023 y podría causar pérdidas estimadas por el Gobierno nacional en 4.000 millones de dólares, lo cual causaría estragos a la economía nacional.

Se estima que unos 6,3 millones de habitantes de este país con costas en el oceáno Pacífico estarían expuestos a inundaciones que podrían producirse a causa de intensas lluvias y riadas.

En junio de este año, la Secretaría de Gestión de Riesgos estableció la alerta amarilla para 17 de las 24 provincias de Ecuador, con alcance para 143 cantones (municipios) y 489 parroquias, ubicados a una altura igual y menor a 1.500 metros sobre el nivel del mar.

El Gobierno de Guillermo Lasso emitió el decreto ejecutivo 784 que declaró «prioridad nacional» las acciones de prevención, preparación, respuesta y recuperación en los territorios donde se prevé que tenga incidencia el evento.

El profesor Ormaza reconoce las recientes decisiones gubernamentales y los trabajos iniciados por los gobiernos locales -aunque reactivos- para preparar condiciones que permitan minimizar la afectación, pero advierte que la alerta frente a esta amenaza natural debería ser declarada política de Estado.

Primeros indicios

El Niño es un evento climático relacionado con el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial, que genera intensas lluvias en la zona costera de América del Sur.

El fenómeno, que ya golpeó a Ecuador en 1982 y 1997, tomó por sorpresa a los investigadores este 2023, ya que observaron su aparición apenas con dos meses de diferencia de La Niña, cuando el lapso estimado entre ambos es varios meses hasta 2 años.

«Fue inesperado porque hasta el mes de febrero estábamos con el fenómeno contrario, que se llama La Niña, el evento frío más largo que ha ocurrido en los últimos 120 años, y en dos meses se convirtió, prácticamente, en un evento El Niño», señaló le científico.

Entre los indicios que hicieron pronosticar la llegada de El Niño, el catedrático citó la variación de ciertos parámetros oceanográficos, como el ascenso de la temperatura superficial (del mar) y la profundidad de la termoclina, capa del agua donde la temperatura cambia.

«La termoclina indica qué tan ancha es la superficie donde todo es constante. Por ejemplo, si la temperatura en la superficie es de 20 grados, esa temperatura es constante a 20, 30 o 50 metros, y ahí donde cambia la temperatura y se hace menor, se llama termoclina; entonces esa profundidad cambia y va a afectar indudablemente a los peces, sobre todo a los peces pelágicos», explicó.

También, dijo, se reportó un rápido incremento de la temperatura en el mes de enero, un cambio en el sistema meteorológico en el lado occidental y en las presiones atmosféricas del Pacífico central hacia el Pacífico oeste.

«He publicado un estudio recientemente en el cual demuestro que el comportamiento del flujo de energía solar también afecta esta cuestión y concluimos que en el año 2023 o 2024 iba a ocurrir un Niño porque la intensidad de la radiación solar se iba a incrementar y ello está ocurriendo, debido a que las manchas solares se están incrementando», añadió.

En tanto, las ‘ondas Kelvin’ (ondas oceánicas paralelas y largas que se propagan de oeste a este en el Pacífico), consideradas la antesala de este evento, ya se encuentran en el perfil continental y en Islas Galápagos, y las cuales, según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de EEUU, propagan calor y podrían generar un fenómeno de El Niño más agresivo.

«Estas ondas, nombradas así en honor a su descubridor, Lord Kelvin, están generando preocupación debido a su capacidad para profundizar la termoclina, elevar el nivel del mar y aumentar la temperatura en la región ecuatorial», precisó el diario Primicias.

El impacto

En el caso de Ecuador señala como problemáticas que influirán la deforestación, el crecimiento de las ciudades, la tala de cerros, la construcción inadecuada en lugares donde no debería hacerse, con carreteras mal hechas o en mal estado.

«Lamentablemente nos va a afectar más porque el país ahora tiene más habitantes. Tiene 70 personas por kilómetros cuadrados y en el último evento que nos afectó éramos 40 o 50 personas por kilómetros cuadrados, y tenemos una economía debilitada, una situación política muy débil, de transición, y una situación social debilitada, la seguridad también. Toda una condición para la tormenta perfecta», señaló.

El Centro Internacional del Pacífico para la Reducción del Riesgo de Desastres, de la ESPOL, señala que la afectación será en varios ámbitos, desde la inundación de los cultivos, la migración de especies, la aparición de algas nocivas y problemas con la floración, hasta problemas de salud, como el incremento de casos de dengue y conjuntivitis.

Las primeras señales de afectaciones guardan relación con el reporte de menos capturas de peces en el océano Pacífico y, de forma colateral, la especulación en el precio del arroz, pese a que existe producción para el suministro al país.

En junio pasado, el diario local Primicias reseñó la caída en un nueve por ciento de las exportaciones pesqueras, de acuerdo con estadísticas de la Cámara de Pesquería, a causa del aumento de las temperaturas del mar, y también la reducción de la pesca artesanal en un 30 por ciento por la misma causa.

«La pesca huye. Hemos estudiado también la pesca en Ecuador y es alrededor del 20 por ciento dependiente de las condiciones oceanográficas; o sea, puede ser que sea afectada en ese porcentaje», alertó el científico Omarza.

El capitán Carlos Zapata, del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada del Ecuador, dijo a la prensa local que ya los efectos de El Niño ya se están sintiendo y existen reportes en la provincia de Santa Elena (suroeste) de mortandad de aves por desnutrición, lo cual significa que «no hay alimentos de peces de los que ellos generalmente se alimentan».

En consonancia, el Comité Nacional para el Estudio Regional del Fenómeno de El Niño avizora la disminución de la pesca de atún, calamar gigante, corvina, merluza y especies pelágicas pequeñas (como sardina, pinchagua y macarela), y, por el contrario, un aumento de camarón marino y el pez dorado.

En el ámbito sanitario, también se espera un incremento del dengue, chikungunya y zika.

Las autoridades dieron a conocer que dos modelos matemáticos empleados para el pronóstico de El Niño apuntan a que se deberá cambiar hacia la alerta naranja entre septiembre y octubre de 2023.

Para el científico Ormaza, este fenómeno natural podría extenderse hasta junio de 2024, por lo cual ve una oportunidad para que los candidatos a la Presidencia a las elecciones del 20 de agosto próximo se pronuncien en la campaña electoral respecto a cómo superar los embates de la naturaleza y, en caso de ganar en las urnas, enfocar sus primeras acciones en paliar sus consecuencias. (Sputnik)

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