sábado 27, abril 2024
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Rusia y China: amistad bajo la presión externa

Moscú, 26 dic (Sputnik).- Mientras varios países apuntan al aislamiento de Rusia, parece que semejantes declaraciones dan el efecto contrario, pues la alianza entre Moscú y Pekín no solo se mantiene inalterable, sino que se afianza en todos los ámbitos.

En los últimos años, los lazos entre Moscú y Pekín han experimentado un notable fortalecimiento, marcando una nueva era de cooperación estratégica entre dos potencias mundiales.

En este contexto era predecible que el presidente chino, Xi Jinping, viajara a Rusia en su primera visita al exterior desde su reelección para su tercer mandato al frente del gigante asiático. Pese al escepticismo de Occidente, la visita, de suma importancia tanto para Rusia, como para China, resultó fructífera y atrajo mucho la atención pública.

Las relaciones entre Moscú y Pekín despiertan preocupaciones en los países occidentales. Algunos analistas temen que la alianza entre Rusia y China pueda desestabilizar el orden mundial existente y generar un nuevo bloque geopolítico que desafíe la hegemonía occidental.

La inquietud de muchos países europeos no es sorprendente, pues Moscú y Pekín aprovechan cada ocasión para subrayar el alto nivel de las relaciones de asociación estratégica, mientras que Putin y Xi se llaman entre sí «queridos amigos».

Sin embargo, los dos países han declarado en numerosas ocasiones que su cooperación no amenaza a nadie.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, al ofrecer una gran rueda de prensa de fin del año, destacó que Moscú y Pekín cooperan en la esfera militar, económica, humanitaria, pero no crean bloques y su «amistad no está dirigida contra terceros países».

Según el mandatario ruso, la amistad de los dos países está orientada al beneficio de Moscú y Pekín, mientras el asesor de Putin, Yuri Ushakov, opinó que las relaciones entre Moscú y Pekín «muestran resistencia a la presión externa».

Base de confianza

El acercamiento entre Rusia y China se basa en una serie de factores que han contribuido a estrechar los lazos entre ambos países. Tanto Moscú, como Pekín comparten preocupaciones sobre la influencia de potencias occidentales en el escenario internacional, abogan por un mundo multipolar, se oponen a las sanciones.

Rusia y China expresan su descontento con la hegemonía estadounidense y buscan fortalecer su posición en la arena mundial a través de una mayor cooperación bilateral y multilateral, en el marco del grupo de los BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre otros.

Entre otros factores, Rusia y China mantienen una estrecha coordinación en cuestiones clave como la resolución de conflictos regionales, la lucha contra el terrorismo y la promoción de un orden mundial más equitativo.

Pekín cuenta con el apoyo incondicional de Moscú en el tema de Taiwán. La política fundamental del Gobierno chino respecto a Taiwán es la reunificación pacífica bajo el principio de «un país, dos sistemas».

Rusia, a su vez, aprecia la postura equilibrada de China sobre el conflicto ucraniano. Las autoridades de Pekín propusieron en febrero pasado su plan para la solución del conflicto en Ucrania, que incluye 12 puntos, en particular, los llamamientos a cesar el fuego, respetar los intereses legítimos de todos los países en materia de seguridad y eliminar la crisis humanitaria en Ucrania.

En este sentido, el presidente Putin subraya que las relaciones ruso-chinas son «uno de los garantes existentes de la estabilidad en el mundo».

Lazos económicos

Las sanciones que Occidente impuso a Rusia, tras el inicio de la operación militar en Ucrania, obligaron a Moscú a girarse hacia Asia, dando un nuevo impulso a la cooperación económica entre Moscú y Pekín.

En octubre, Putin anunció que el comercio entre Rusia y China superará los 200.000 millones de dólares al cierre del año en curso. Por su parte, la Administración General de Aduanas de China comunicó que el intercambio comercial entre los dos países ya superó este índice entre enero y noviembre de este año.

Rusia y China apuestan por el uso de monedas nacionales en transacciones, y ya el 95 por ciento de las operaciones comerciales entre Rusia y China corresponden a divisas nacionales, según los datos ofrecidos por el vice primer ministro ruso, Andréi Beloúsov.

Ambos países están reforzando su asociación en el sector energético, aumentando los suministros de petróleo, gas natural, carbón y electricidad rusos a China.

Según anunció el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, Moscú y Pekín aumentan la cooperación en la industria, preparando nuevos proyectos conjuntos, y hay amplias oportunidades de colaboración en el campo de las tecnologías transversales.

Además, se está acelerando el desarrollo de las rutas de transporte y logística, así como las infraestructuras fronterizas, aumentando las exportaciones de productos agrícolas rusos.

Es obvio que, pese a la presión externa, la alianza entre Rusia y China se sigue fortaleciendo, y no solo en el plano económico.

Si con Wahsington parece que la diplomacia panda se ha agotado después de que Estados Unidos despidiera en su capital a sus tres osos chinos, en el caso de Moscú ocurre al revés: la hembra de oso panda gigante Ding Ding, del Zoo de Moscú, dio a luz el 30 de agosto a un cachorro de 150 gramos, siendo el primero que nace en Rusia.

El exministro de Exteriores chino, Qin Gang (diciembre de 2022 – julio de 2023) opinó que a lo largo de los años, las relaciones entre Rusia y China «han resistido la prueba de los cambios de dinámica internacional» y es difícil no estar de acuerdo con esta conclusión. (Sputnik)

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