miércoles 1, mayo 2024
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Genocidio en Gaza

En una gélida noche, del 5 de diciembre de 2023, tuvimos, cerca de mi casa, la ingrata visita de un belicoso llamado Joe Biden. Vino para recaudar fondos para reelegirse.  ¡Abominable dinero! 

A Joe Biden lo perseguirán en su conciencia sus crímenes. Ya no podrá esconderse, como tampoco lo podrá hacer Anthony Blinken (su secretario de Estado), o, Jake Sullivan, (el director del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, el nuevo y malévolo Kissinger).  

Ellos son los estrategas neoconservadores de esta Administración, los halcones, que solo los ingenuos o desinformados asociaban exclusivamente con los republicanos. Los demócratas también son una amenaza para la humanidad. Son los mismos que sin misericordia bombardearon Vietnam, que lanzaron bombas atómicas en Japón y que nunca pidieron perdón. Los que mintieron en Irak y en medio mundo. ¡Ni olvido ni perdón!  

Ese mismo día, la Cámara de Representantes aprobó una resolución que equipara explícitamente el antisionismo con el antisemitismo y define muchos lemas comunes utilizados por los manifestantes propalestinos como antisemitas. Israel no es sinónimo de judaísmo. Tal bazofia, fundamentada en falsedades, es un atentado contra la libertad de expresión. Significa el nacimiento de la censura, la instauración del terror informativo y organizativo.  Este es un paso peligroso hacia la ilegalización de la oposición que denuncia este apartheid financiado y respaldado por Estados Unidos. La protesta contra este genocidio avanza hacia su criminalización, hasta en famosas universidades como Harvard y MIT, hecho que me consta, porque vivo a muy corta distancia de estas instituciones, los líderes estudiantiles han sido amenazados con fuertes sanciones disciplinarias. Como en Vietnam, porque estamos ante otro Vietnam, asunto que Martin Luther King también habría dicho. 

Esta infamia es darle un aplauso efusivo al neofascista de Netanyahu. ¿Por qué es tan fuerte la aseveración? Simplemente porque Israel es un sistema político y social como el que existió en el apartheid sudafricano, el que Mandela (en su tiempo considerado terrorista por Estados Unidos), adjetivo también endilgado a no pocos héroes que combatieron la violenta opresión; así el neofascismo israelí, régimen dictatorial que, en este caso, solo concede amplias libertades democráticas a los judíos israelíes y que excluye a los israelíes árabes que no gozan de iguales derechos.  Me siento orgulloso de mis amigos judíos y palestinos, intelectuales o no, que me han educado sobre los hechos y contextos de 75 años de esta cruel guerra colonizadora de limpieza étnica y de latrocinio de tierras ajenas. Yo no puedo callar ante este genocidio, o, como cualquier otro, porque mi bandera es la de los derechos humanos.  Lo correcto es que judíos y palestinos vivan en paz y democráticamente bajo un mismo Estado. 

El sionismo es una réplica del apartheid sudafricano, rodeados ambos modelos del hedor racista y totalitario. El apartheid fue una realidad que “desde 1948, el Partido Nacional afrikáner asumió el gobierno sudafricano y estableció diferentes leyes que profundizaron la brecha entre blancos, negros y otras razas que habitaban el país. Este partido prohibió las relaciones matrimoniales y sexuales entre personas de diferente raza, estableció su separación geográfica habitacional y laboral, y dividió el uso de los servicios públicos, como el transporte o el acceso a los hospitales”. El secretario general de la ONU aseguró que esta ola de violencia “no surge de la nada”, sino «que nace de un conflicto de larga duración, con 56 años de ocupación y sin un final político a la vista”.  

¿Qué ha pagado el pueblo de Gaza en esta guerra que lleva décadas de lucha por recuperar lo que les pertenece? Ahora, en Gaza, hay más de 13 mil civiles muertos (70% mujeres y niños), más de 30 mil heridos, 45% de las viviendas bombardeadas destruidas, miles de prisioneros políticos, hospitales casi inservibles, el agua y la electricidad cortada, y la ayuda humanitaria fundamentalmente obstruida.  Ahora, ¿qué ha pagado Israel en una verdadera guerra absolutamente asimétrica? António Guterres, como corresponde a un diplomático de rango mundial que tiene la obligación de conciliar y resolver conflictos, condenó los ataques de Hamás contra militares y civiles en la periferia de Gaza, que han dejado más de 800 israelíes muertos y más de 2500 heridos.  Esta desproporción en tiempos de guerra no tiene parangón. Israel decidió aplicar un cruel castigo colectivo. 

Human Rights Watch: “Desde 1948, Israel estableció un régimen de dominación y opresión racial sobre el pueblo palestino principalmente en los ámbitos de la nacionalidad y la tierra. Inmediatamente después de la Nakba, Israel adoptó una serie de leyes, políticas y prácticas que sellaron el despojo del pueblo palestino indígena, negando sistemáticamente el regreso de los refugiados palestinos y de otros palestinos que se encontraban en el extranjero en el momento de la guerra. Al mismo tiempo, Israel impuso un sistema de discriminación racial institucionalizada sobre los palestinos que permanecían en el territorio, muchos de los cuales habían sido desplazados internamente. Esas leyes israelíes han constituido la arquitectura jurídica del apartheid israelí que se sigue imponiendo al pueblo palestino en la actualidad.”   

Amnistía Internacional recomienda lo siguiente: “Poner fin a todo apoyo de Estados Unidos a las violaciones de derechos y crímenes de lesa humanidad del gobierno israelí contra los palestinos, en particular la campaña ilegal de desplazamiento forzado mediante demoliciones de viviendas, desalojos y expansión de asentamientos en la Jerusalén Oriental ocupada y los Territorios Ocupados”.  

Pregunto: ¿Denunciar estos crímenes de lesa humanidad puede considerarse antisemitismo? ¿O no denunciarlos es abyecta complicidad? 

Otra vez la conciencia de las Naciones Unidas a través de sus órganos informativos oficiales: “El director de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) declaró este lunes en el Consejo de Seguridad que el nivel de destrucción en Gaza «no tiene precedentes, la tragedia humana que se está desarrollando bajo nuestra mirada es insoportable”. A pesar de que las autoridades israelíes han ordenado a la mitad de la población de Gaza que se desplace hacia el sur, un número considerable de gazatíes han muerto mientras buscaban refugio. Lo he dicho muchas veces y lo diré de nuevo: ningún lugar es seguro en Gaza». “Este desplazamiento forzoso ha dejado a más de 670.000 personas en escuelas y sótanos de la UNRWA abarrotados. Lazzarini continuó señalando que casi el 70% de los muertos reportados son niños y mujeres: casi 3200 niños han sido asesinados en Gaza en tres semanas, superando el número de niños asesinados anualmente en todas las zonas de conflicto del mundo desde 2019. Esto no puede ser un daño colateral», subrayó, añadiendo que Israel está llevando a cabo un «castigo colectivo». 

Afirmar que los crímenes de Israel equivalen a antisemitismo es raya en la complicidad porque es una falacia, una aberración histórica y una manipulación histórica típica de los ideólogos fascistas. Seamos claros: Biden y Trump en nada se diferencian, subrayo, en absolutamente nada, en cuanto al genocidio del pueblo palestino. Lo aplauden y lo animan al precio que sea, aunque la presea sea la muerte colectiva de un pueblo que nació y creció en su propia tierra y que también es semita. 

En Boston, recibimos a Biden como se lo merece: con potentes protestas, animadas y decididas.  No es un hombre de paz, saborea la guerra y despilfarra trillones de dólares en aventuras militares, dinero que los estadounidenses necesitamos desesperadamente para mejorar nuestras condiciones de vida tan venida a menos. 

Los estadounidenses latinos (como yo), y las otras comunidades étnicas y, razas minoritarias), y, sobre todo la juventud, no olvidaremos en las próximas elecciones su complicidad con crímenes de lesa humanidad perpetrados por Israel. Se lo vamos a cobrar y no le daremos ni un ápice de apoyo. Que vaya él y su corte a las profundidades del averno. 

Israel es un estado terrorista, racista, y afirmar esto NO es antisemitismo, ni es una afirmación contra los principios humanistas religiosos de la fe judía, ni contra los judíos como etnia, ni como cultura ni como nación, porque también son merecedores de los derechos humanos como todos en este planeta. Pero Israel no representa a todos los judíos y una quinta parte de los israelís NO son judíos (fundamentalmente son árabes o palestinos). Y son tratados humillantemente como ciudadanos de segunda clase. La camarilla que encabeza Netanyahu es la que verdaderamente es antisemita al masacrar a sus propios primos árabes. 

Los judíos no son el problema, sino una ideología que predomina, colonialista y depredadora, llamada sionismo, una suerte de fascismo con ideas parecidas de limpieza étnica como las que tuvieron los derrotados en la última guerra mundial. Crueldad cometida contra judíos, comunistas, Testigos de Jehová, anarquistas, gitanos, homosexuales, discapacitados y enfermos mentales. En este caso, Israel apunta contra todo el pueblo palestino. Sin duda es otro estilo de holocausto, si se quiere a otra velocidad, llena de verborrea y mentiras, fabricadas con una alevosía que derrama la sangre de los oprimidos y expropiados. Porque ningún infante fue decapitado, ni se ha demostrado la existencia de una sola mujer violada. Ciertamente la propaganda sionista es monumentalmente intimidatoria: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. A Goebbels se le atribuye haber dicho” miente, miente, que algo queda”. 

El sionismo es una versión del apartheid sudafricano, como lo denunció el arzobispo Desmond Tutu: “Sé de primera mano que Israel ha creado una realidad de apartheid dentro de sus fronteras y mediante su ocupación. Los paralelos con mi amada Sudáfrica son realmente dolorosos”. Escribió esto en 2014, en un llamado a la asamblea general presbiteriana en Estados Unidos para que respaldara las sanciones contra Israel».  

Ahora Biden pide10 billones de dólares más destinados a Israel para que los pandilleros de extrema derecha sigan financiando el genocidio. No por casualidad la extrema derecha europea, incluida la alemana, apoyan con fervor a la camarilla de Tel-Aviv. Lo mismo que el neofascista, Narendra Modi, gobernante de la India, sin faltar, por supuesto, el ultraderechista y nuevo presidente argentino, Javier Milei. Si Trump gana será responsabilidad exclusiva de Biden y sus asesores.  

Aprecio que la juventud judía de Boston haya despertado y que luche por los derechos de los palestinos. Mi bandera es la de los derechos humanos. Repudio “la solución final de Israel”. 

Esto es una guerra y la resistencia palestina tiene todo el derecho y el deber de defender a su pueblo, así como lo hicieron los soviéticos frente al imperialismo hitleriano, como lo hicieron los partisanos en muchas otras partes de Europa y como lo hizo victoriosamente el pueblo vietnamita Yo odio las guerras y con Jorge Debravo, insigne poeta costarricense, las desaparecía una a una.  Pero la realidad es otra: desde que el mundo es mundo el ser humano no ha podido superar la codicia y la explotación social, menos aún las guerras. Esta es una guerra en forma y color de genocidio y no es un juego.  Igual me conmueven los inocentes caídos de Rusia y Ucrania, la de los agredidos y los agresores de cualquier bando, de cualquier parte de nuestro planeta No olvido a los miles de civiles asesinados en Dresde por los incesantes bombardeos que británicos y estadounidenses contra la población civil por la mera y pura venganza. Tampoco deja de estar en mi memoria la masacre de My Lai. 

(*) Allen Pérez es Abogado

 

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7 COMENTARIOS

  1. El anterior comentario es muy abobado, escrito por un babieca ignorante, que nada aportó a la conversación. A mí me llamó la atención este artículo por estar bien escrito y estar fundamento con seriedad. Y, a nadie serio y honesto, le cabe duda, de que Israel comete en este instante un genocidio.

  2. Parece que quien escribió el ataque al abogado Pérez tuvo la decencia de borrar su insulso «pensar». Por una Palestina unida donde judíos y palestinos vivan juntos, procreen juntos, bajo un mismo Estado secular, democrático y laico, donde todos sus habitantes convivan en paz y solidaridad. Todos gozando por igual de la libertad y la justicia.

  3. Comparto y defiendo la opinión de que la justicia para el pueblo palestino llegará con la caída del sionismo víctima de su propia crueldad y con el triunfo de la humanidad expresada en todos los que apoyamos su causa, pero sobre todo, por su enorme valor simbólico en aquellos judíos que, como Finkelstein, Chomsky y tantos otros, indignados ante la barbarie sionista, no reparan en llamar las cosas por el nombre que tienen y en trabajar activamente en el resarcimiento del pueblo palestino oprimido, como lo fue el pueblo judío y lo son muchos otros alrededor del mundo.

  4. Seamos claros. Tanto israelíes como los estadounidenses están embarrados por una súper élite sionista de multimillonarios asentada en el mundo anglosajón. Creando añejos tentáculos en la UE y en general la reconocida jungla, los pueblos dizque civilizados, llevan siempre agua a sus molinos. No en balde nombran a negros como Austin a manejar el Pentágono, como otros personajes no blancos para ponerlos a bailar con la más fea. Con ello, sirven como carne de cañón, material humano para trabajos «manuales» militares. Aunado a ello, el poderoso encadenado poder mediático internacional hacen el complemento en conducir y arriar a la opinión mundial para digerir esas masacres y terrorismo que Israel, en nombre de su pueblo y tierra prometida se auto- eximen. Toda una falacia para esperar luego, ellos reescriban la historia, de mentiras. Y para complementar el pastel, la cereza, el dominio financiero económico donde utilizando el endeudamiento están sangrando a propios y extraños, para facilitar el robo, hurto, escamoteo, embargo o como quiera usted llamarlo, para disfrutar y lucrar de las riquezas ajenas. Bien hacen entonces, los rojos, árabes, asiáticos, hindúes y hasta los afro-latinos en tomar la batuta de su destino. Ya basta de inequidades.

  5. Don Allen, resulta muy triste que la ambición y el deseo de dominación de algunos países sobre otros conduzcan a la destrucción de los más débiles y oprimidos; es la eterna historia, que se repite muy a pesar de que a estas alturas, avanzando ya en la tercera década del siglo XXI, se esperaría un desarrollo espiritual, que impidiera estas sangrientas manifestaciones de odio y venganza.
    Es obvio decir que somos espectadores de una masacre contra todos los civiles inocentes, sobretodo niños. Ninguna madre que ame a sus hijos, puede ser indiferente a su dolor y destrucción física y psicológica. Cabe señalar, que mañana habrán pasado ocho días del asesinato del profesor Refaat Alareer, escritor y poeta palestino, muerto bajo brutal bombardeo a la casa en que se refugiaba. Él pudo describir en su última entrevista, la pesadumbre, el dolor, la angustia, la sed, el hambre y las enfermedades que acorralan a los palestinos. Es que ni hacia el norte ni hacia el sur están a salvo, porque si huyen a este último punto, también son bombardeados de camino. ¡ Fácil matar a gente desarmada en actos de cobardía absoluta de los soldados israelíes y su gobierno sionista! Dan nauseas.
    Este ha sido un siglo sombrío donde los campos de concentración que creíamos del pasado, volvieron con todo su rigor para cebarse en Gaza, contra los palestinos, en su propia tierra; y lo peor, el ensañamiento proviene de gente con un pasado común.

  6. El Reino Unido lanzó el proyecto colonial del “Gran Israel” que introduce bandas terroristas judías sionistas en Palestina. Esas bandas terroristas sionistas atacaron ciudades palestinas, cometieron al menos 200 masacres, arrasaron más de 50 ciudades, limpiaron étnicamente a más de 700.000 palestinos del país, robaron sus tierras y establecieron el Estado de Israel en 1948. Esto se llamó la Nakba palestina (catástrofe).

    El ejército israelí siguió violando todos los acuerdos de alto el fuego y cometió más masacres contra palestinos desarmados y, finalmente, en la Guerra de los Seis Días de 1967, Israel cometió más masacres en cuatro frentes: la parte sur del Líbano y los Altos del Golán sirios al norte, la Ribera Occidental jordana al al este, y la Franja de Gaza egipcia y el desierto del Sinaí al sur. Israel ocupó el resto de Palestina, el Alto del Golán sirio y la Franja de Gaza egipcia y el desierto del Sinaí.

    Los palestinos recurrieron a la ONU en busca de justicia. Cientos de resoluciones de la ONU que condenaban la ocupación israelí y las violaciones de los derechos humanos y afirmaban el derecho de los palestinos a regresar a su tierra nunca fueron ejecutadas. Muchas otras resoluciones fueron vetadas por Estados Unidos.

    Con sus capacidades militares limitadas, la OLP (Organización de Liberación Palestina) lanzó algunas operaciones de gorilas contra Israel, pero no fue apoyada por los líderes árabes títeres estadounidenses de Jordania primero y el Líbano segundo, lo que finalmente obligó a Arafat a abandonar la lucha militar y entrar en un acuerdo de paz. proceso, el Acuerdo de Oslo de 1993, en el que se suponía que Israel conduciría a la solución de dos Estados que la comunidad internacional aplaudía.

    Sin embargo, Israel violó todas las disposiciones del Acuerdo de Oslo y todos los acuerdos de paz ofrecidos por los líderes árabes, continuó construyendo colonias ilegales en más tierras palestinas robadas, oprimiendo salvajemente a los civiles palestinos, apuntando deliberadamente a los niños, y encarceló a cientos de activistas palestinos, algunos sentenciados a 47 años de prisión. , y finalmente asesinó a Yaser Arafat con polonio radiactivo-210 e instaló en su lugar al títere traidor Mahmud Abbas….SEGIR LEYENDO ….https://www.vtforeignpolicy.com/2023/10/great-satan/

  7. Cancele todas mis participacion de por vida como voluntario en brigadas de salud, tenia programadas para el 2024, 2 en africa, 1 en el caribbean island (Republica Dominicana) y 1 en centroamerica (Honduras). Despues de haber visitado casi 180 paises algunas veces como turista otros como miembro voluntario de brigadas de salud. Pero, me quedaran los recuerdos inolvidables de muchas y muchos por no decir miles que les di un poco de alivio en salud y ellos me llenaron con abrazos y saludos sin importarles que soy judio Costarricense, y con mucho honor. Aunque no viva en Costa Rica.
    Shalom

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